TARTARIA LA CIVILIZACION DE EXTRATERRESTRES

Durante siglos, el nombre “Tartaria” había quedado relegado a oscuros libros de historia y mitos, un imperio misterioso que se extendía por vastas tierras pero que supuestamente desapareció sin dejar rastro. Algunos dicen que se trataba de una simple civilización perdida, pero había otros, susurradores de antiguos secretos, que creían que Tartaria no era sólo un imperio olvidado de la Tierra, sino algo mucho más grande.

Estos pocos creían que Tartaria había sido una próspera civilización de extraterrestres, que habían vivido entre los humanos, guiándolos con tecnología y conocimientos avanzados.

La historia comienza con una joven arqueóloga llamada Elisa Álvarez, quien siempre había estado fascinada por las civilizaciones antiguas. Una noche, mientras examinaba manuscritos centenarios en una antigua biblioteca de St. Petersburgo, tropezó con un documento que le aceleró el pulso. No era un texto cualquiera. El pergamino estaba escrito en un idioma que no podía reconocer, aunque le parecía inquietantemente familiar. Junto a él había un mapa que mostraba partes de Asia Central, marcado con la palabra Tartaria.

Elisa había oído las leyendas de Tartaria, pero la mayoría de los historiadores la descartaron como un imperio nómada olvidado. Sin embargo, este documento sugiere algo completamente diferente. Habla de seres que llegaron de las estrellas, utilizando tecnología avanzada que les permite gobernar vastas extensiones de tierra, desde los pasos de Asia hasta la helada tundra siberiana. Según el texto, estos extraterrestres habían dado forma a la historia humana de una manera que nadie jamás había imaginado.

Intrigada, Elisa emprendió un viaje hacia la región indicada en el mapa. Su destino: las remotas montañas de Altai, un lugar del que se susurra en los cuentos antiguos que es el centro del poder de Tartaria. Cuando llegó, lo que encontró la asombró: una red de túneles subterráneos, ocultos bajo el terreno rocoso, llenos de extraños símbolos que brillaban débilmente cuando pasaba junto a ellos.

Dentro del laberinto, Elisa encuentra lo que parecen ser restos de tecnología avanzada: máquinas mucho más allá de la comprensión humana, aparentemente inactivas durante miles de años. El aire estaba cargado de una energía que le erizaba la piel. A medida que se aventuró más profundamente, descubrió algo aún más impactante: una vasta cámara llena de obeliscos brillantes, cada uno de los cuales pulsaba con una luz misteriosa.

De repente, un zumbido bajo llenó la cámara y, ante los ojos de Elisa, se materializó una figura holográfica: una entidad de luz pura, tanto de forma humana como alienígena. Hablaba en un idioma que ella no podía entender al principio, pero poco a poco, como si le abrieran la mente, empezó a captar su significado.

“Somos los Tartarianos”, dijo la figura, “una raza antigua que no es de esta Tierra. Vinimos aquí hace milenios, huyendo de una estrella docente moribunda. Le dimos forma al mundo tal como lo conoces, tus ancestros los secretos del cosmos y la ciencia de los elementos. Pero la humanidad no estaba preparada, por lo que nos retiramos, dejando atrás huellas para el día en que la humanidad nos buscará nuevamente”.

La figura revela que Tartaria no había desaparecido sino que había trascendido a otra dimensión, una a la que los humanos aún no podían acceder. Habían dejado atrás estos restos (puertas de entrada al conocimiento y al poder) para cuando la humanidad estuviera lista para ascender al siguiente nivel de evolución.

Elisa se quedó sin palabras. ¿Será que toda la historia de la humanidad había sido influenciada por estos seres extraterrestres? ¿Era Tartaria el eslabón perdido entre las antiguas culturas humanas y las tecnologías avanzadas que parecían surgir de la nada a lo largo de la historia?


Cuando la figura comenzó a desvanecerse, dejó a Elisa con un mensaje críptico: “Cuando las estrellas se alineen una vez más, las puertas de Tartaria se abrirán. Aquellos que estén listos ascenderán, mientras que aquellos que se aferren a las viejas costumbres quedarán atrás. ”

Con su mente acelerada, Elisa escapó del complejo subterráneo, cargando ahora con el peso de una verdad que podría hacer añicos todo lo que el mundo creía sobre la historia de la humanidad. Pero ella sabía que saberlo era peligroso. Las fuerzas que habían ocultado a Tartaria del mundo no querrían que se revelara ahora. Había rumores de sociedades secretas, incluso agencias gubernamentales, que conocían desde hacía mucho tiempo los orígenes extraterrestres de Tartaria pero los habían mantenido ocultos para mantener el control sobre el destino de la humanidad.

Elisa sabía que debía tener cuidado. Había descubierto el mayor secreto de todos los tiempos, pero ¿en quién podía confiarlo?

Mientras contemplaba las estrellas esa noche, se dio cuenta de que la verdad de Tartaria era más que solo historia: era el futuro. Un futuro en el que la humanidad podría unirse a las estrellas o quedar en las sombras.

La pregunta ahora era: ¿estaría el mundo dispuesto a aceptar el regreso de los tártaros?

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