Durante siglos, los cíclopes han sido considerados criaturas mitológicas, famosas por tener un solo ojo en el centro de la frente y por aparecer en leyendas griegas como las de Homero. Sin embargo, lo que muchos no saben es que la condición de los cíclopes existe realmente —aunque de una forma muy distinta a la fantasía.

Hoy en día, siguen naciendo bebés con una rara anomalía genética conocida como ciclopía, una malformación congénita extremadamente poco común que hace que el embrión no desarrolle correctamente los hemisferios cerebrales y los ojos. El resultado puede ser un único ojo ubicado en el centro del rostro, además de otras deformidades graves que comprometen la viabilidad del recién nacido.

Aunque estos casos son reales, la genética del cíclope moderno no es compatible con la vida. La mayoría de los bebés que nacen con esta condición fallecen pocas horas después del nacimiento, debido a las múltiples complicaciones físicas y neurológicas asociadas. Esta malformación puede ser causada por mutaciones genéticas, exposición a toxinas durante el embarazo o problemas durante el desarrollo embrionario temprano.

La existencia de la ciclopía ha sido documentada tanto en humanos como en animales, como corderos y gatos, lo que ha reforzado la teoría de que ciertos mitos antiguos podrían haberse originado a partir de estos nacimientos inusuales observados por civilizaciones antiguas que no comprendían las causas médicas.

En resumen, aunque los cíclopes mitológicos no caminan entre nosotros como los cuentos sugieren, la ciencia demuestra que la ciclopía es una condición genética real, trágica y fascinante, que nos recuerda cómo la biología y la leyenda a veces se cruzan de formas sorprendentes.